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25.4.25

CARTOGRAFÍAS SUBJETIVAS DE PUERTO RICO

 

Del 25 de Abril al 31 de Mayo 2025.


Exposición en Espacio Reunión, San Juan, Puerto Rico. 2025.



Proyecto de residencia y exposición en Espacio Reunión, San Juan, Puerto Rico.   


El entorno como catalizador: El proceso de búsqueda, tanto personal como pictórico, me ha llevado a conocer distintos lugares con su respectiva práctica artística, permitiéndome observar cómo al mismo tiempo que el ser humano modifica el entorno para adaptarlo a sus necesidades, el entorno modifica su conducta y organización social.

La orografía del terreno, clima, etc. y la capacidad de adaptación y superación de esas condiciones por parte del ser humano determinará el éxito de un pueblo, cultura, sociedad, etc. Conforme esas condiciones vayan cambiando, exigirá una evolución por parte de esas sociedades, su migración o su desaparición. Esquema, mapas o convenciones sociales como medio de interacción o comunicación entre distintas culturas.

El proyecto ha consistido en realizar una reflexión sobre la relación comunidad puertorriqueña con el entorno a través de la memoria, el propio entorno en sí y la utilización del mapa como recurso de delimitación y a la hora de movernos por el entorno.

Como punto de partida se ha solicitado a varias personas de la comunidad de Puerto Rico que delimiten en un mapa de la isla los sitios en los que han residido, puntos que se han unido para crear formas geométricas, las cuales se han utilizado para crear monotipos.

Me he desplazado a lugares importantes en sus vivencias personales y he creado mi propia memoria del entorno, llevándola al campo artístico. La obra de arte como mapa cartográfico de la experiencia vital del artista. A través de su hibridación con otros medios, el mapa se transforma en una experiencia en sí, en una cartografía personal e improbable para el resto de sujetos, cada uno de los cuales, tendrán una experiencia distinta al acercarse a él.




7 monotipos: Sin título, tintas calcográficas Charbonnel y ofset, papel Velin BFK Rives Arches 300 gr., 40 x 30 cm. 2025.






5 monotipos: Sin título, tintas calcográficas Charbonnel y ofset, papel Velin BFK Rives Arches 300 gr., 40 x 30 cm. 2025.





Sin título, Acrílico sobre lino, 100 x 80 cm. Total 119 x 90 cm. 2025.





Sin título, Acrílico sobre lino, 56,5 x 42 cm. 2025.







Exposición en Espacio Reunión, San Juan, Puerto Rico. 2025.









Espacio Reunión es un colectivo artístico que reúne sala de proyectos expositivos y estudios de fotografía, Pintura, cerámica y diseño industrial.
Archipiélago de ideas e ideales. Conceptualizado en el 2011- establecido en el 2022.

Créditos de la exposición:
Curaduría y coordinación: Norma Vila Rivero

Montaje:
Fernando Villena + Norma Vila

Diseño gráfico catálogo y expositivo:
Norma Vila

Fundadores de REUNIÓN:
Pablo Santiago + Norma Vila

Integrantes del Colectivo REUNIÓN + Estudios:
Rosario FE Art & Photography Studio
Estudio de Cerámica y Diseño Industrial
Julio Lugo-Rivas | Estudio de pintura
Norma Vila Rivero Studio


18.11.22

Fernando Villena, exposición en El Cuadrado Gris / The Gray Square, San Juan, Puerto Rico.


 


“La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir
y cuando lo nuevo no acaba de nacer”
Bertolt Brecht
 
El espacio del Cuadrado Gris fue originalmente concebido como un refugio nuclear a partir de las la paranoia que engendró la crisis de los misiles de Cuba de 1962 en la región del Caribe. Transformado en 2015 en un lugar alternativo para los artistas de la isla, se abrió a la presentación de creadores internacionales con la exposición del artista vasco, Fernando Villena (Bilbao, 1974, Bilbao, Vizcaya, España) en diciembre de 2016.

Nuevamente en el año 2020, este sitio retomó su sentido de refugio para Fernando, quien pasó allí sus primeros días de confinamiento por motivo de la crisis sanitaria del COVID-19. Sin embargo, como toda dificultad conlleva en sí misma inscrita la oportunidad, el artista aprovechó la ocasión y realizó un frottage en el suelo del espacio. Un rastro silencioso que atestigua la experiencia y la estadía, se transforma en el primer paso de una narrativa inefable. Esta huella le sirvió de punto de partida para generar matrices que a su vez le permitieron crear estampaciones a modo de gofrados en algunas de las obras que hoy expone aquí: formas orgánicas que se adivinan también en el trabajo que desarrollara hace dos décadas. A veinte años de su primera visita a Puerto Rico, Villena sigue entrelazando el arte y la experiencia en su práctica, bajo el entendido de que su “proyecto artístico siempre ha estado vinculado al momento vital en que se ha encontrado”.

Caminante conocido por sus derivas entre el campo y la ciudad en diversas partes del mundo, el artista continúa problematizando en su obra la relatividad y cuestiona la escala de todo con respecto de la proporción humana como punto de partida. Sus imágenes transitan entre visiones de lo macro y las formas del paisaje simplificadas por la distancia teniendo en contraposición formas geométricas, que operan como una lógica que da valor y organiza la composición, de forma similar a sus pinturas.

Una vez más, Fernando Villena regresa al Cuadrado Gris para compartirnos desde investigación visual, la relación que ha mantenido con este espacio, como si lo vivido allí y su producción visual se tratasen de una misma cosa: ejercicios de luz, de texturas, de relatos y memorias, pero sobre todo de obras que confirman que se puede transitar y salir mejorado de una crisis.

Jeannette Betancourt
14 de octubre, 2022
Ciudad de México

10.12.16

Fernando Villena Obra 2015-16. Exposición en El Cuadrado Gris, Puerto Rico.

El pasado 1 de Diciembre, en El Cuadrado Gris, tuvo lugar la inauguración de la exposición de Fernando Villena, en la que se presenta una selección de obra de 2015-16.

Curaduría a cargo de Anna Astor Blanco.




Videos: Ozzie Forbes.

6.8.15

Fernando Villena. Exposición en Addaya Centre D'art Contemporani. Island Life: Work in progress.


Island Life: Work in progress.

Island life es una línea de trabajo e investigación, que se entrecruza, enlaza y coexiste en el tiempo con otras como "Una mirada a la fragua de Vulcano", "Extreme conditions, extreme solutions", etc..

La luz, formas orgánicas, tanto vegetales como geológicas, así como las experiencias vividas en Mallorca, Puerto Rico e Irlanda a lo largo de los tres últimos años son el marco en el que se centra la presente muestra. El nombre del proyecto, además, surge del título de un álbum del grupo latino "Yerba Buena", el cual ha formado parte de mi banda sonora en estos últimos años.

En la exposición podemos ver una selección obra pictórica y fotográfica realizada en Addaya en 2013, Área: lugar de proyectos, Puerto Rico 2014 y en Ballinglen Arts Foundation, 2015, así como una reflexión sobre esas experiencias.

Del 7 de Agosto al 24 de Octubre 2015.

 



















20.5.14

EL TRAZO DEL PROCESO EN LA PINTURA DE FERNANDO VILLENA. ÁREA LUGAR DE PROYECTOS 2014.




           Antes que nada, habitar Área: lugar de proyectos, con una propuesta artística que progresa durante su término de exhibición, tal como nos mostró Fernando Villena con Proyecto en Proceso, debemos reconocer que es un transparente gesto de generosidad ante los espectadores que visitaron la muestra en sus diferentes facetas. Someterse, como artista, a la tarea de exponer obra en proceso de elaboración, es verdaderamente un riesgo valiente que requiere más seguridad en uno mismo de lo que aparenta a primera instancia. De esa confianza con el medio, de esa aventura valiente con el viaje, de ese intercambio abierto con el público, de esa correspondencia con el entorno que hacemos nuestro a través de la expresión y de ese estímulo creativo que proporciona la expansión de nuestro conocimiento ante otras culturas, es realmente de lo que se tratan los programas de residencias para artista alrededor del mundo. Aquí en Caguas, por ejemplo, tuvimos el privilegio de conocer al artista, procedente del País Vasco, gracias a las oportunidades que Área también brinda en Puerto Rico para extranjeros.





Su muestra, curada por Norma Vila, se presentó en Caguas desde el 15 al 30 de marzo y consistió de tres semanas de ejecución con una noche de exhibición al final de cada semana. En estas tres aperturas los espectadores presenciaron una producción consistente y compulsiva de pinturas en constante renovación, todas al estilo expresionista abstracto que tanto ha caracterizado el lenguaje pictórico de Villena a lo largo de su trayectoria con el arte.


        Antes de comenzar a discutir sobre el contenido formal de sus obras, recordemos primero que en las tres semanas de exhibición, vimos una sucesión incesante de pinturas en acrílico de pequeño y mediano formato, tanto sobre papel como también sobre lienzo. No obstante, también vimos murales temporeros sobre la superficie misma de la sala expositiva, papeles de estraza pegados a la pared con cinta adhesiva para definir los márgenes de las obras ejecutándose directamente contra el muro, una mesa con herramientas de trabajo, latas de pinturas industriales amontonadas en una esquina de la sala, una computadora con textos y catálogos digitales de exhibiciones previas, un pedestal en el centro de la sala para documentar el progreso de un mural díptico de gran formato, dos diaporamas de imágenes digitales en televisores plasma, un banco para sentar al público y una escalera de aluminio para reiniciar, de vez en cuando, la secuencia sucesiva de las imágenes en ambos televisores. Con todo esto puesto en escena, ni cabía la mínima duda de lo que Fernando Villena nos quería transmitir durante su estancia pasajera en la isla. 





No hacíamos más que asomarnos en la sala de exhibición, cuando ya entendíamos que aquí no necesariamente veníamos a recluirnos dentro de los confines cuadrados que las imágenes plasmadas para engancharse contra las paredes nos suelen encerrar entre sus marcos. Tampoco había una intención de reiterar en el verdadero propósito y objetivo del artista con el ornamento científico de fichas técnicas y de etiquetas informativas que siempre describen lo que nuestros propios ojos ya saben reconocer. Al contrario, Villena nos introducía en su habitual ambiente de trabajo, tal como se confeccionaría por naturaleza en cualquier otro contexto de taller mediante la vocación y el quehacer. Entonces, habrá que pensar: ¿será esto una manera de Villena mostrarnos algo más abstracto y genuino de lo que los cuadros en sí mismos nos pudieran contar sin la actividad, o sea, mirándolos pasivamente como eternos objetos de contemplación? Visitar Proyecto en Proceso cada fin de semana contestaba esta pregunta, pues con la persistencia del artista en revelarnos el progreso de su producción en Área, también se desenvolvía la auténtica excusa, la oportuna ocasión y la precisa situación para relacionarnos todos con nuestros propios intereses en común. 

Claro que sería demasiado fácil pensar que las pinturas expuestas en etapa de elaboración son sólo el vehículo que nos conducen al diálogo y a la discusión, pero en realidad estas eran más que eso: lograban atestiguar nuevas relaciones, y por su temporalidad, nos hacían conscientes de la presencia transitoria que conllevan. De algún modo se convertían ellas mismas en el desarrollo de nuestra confianza y de nuestra disposición a querer familiarizarnos con las experiencias que están en constante metamorfosis a través del intercambio. No nos equivocaríamos al extrapolar que, entre él y la curadora, se conspiraba un deliberado objetivo en el montaje de un lugar fehaciente para esta situación: entrabamos en un espacio de trabajo tan franco como el que naturalmente se desenvolvería en el estudio de cualquier artista preparándose para recibir casualmente a su visita. 





Tal vez por eso es que estas obras no requieren ser tituladas, ni tan siquiera le reclaman al espectador una obligada conversación con lo que supone que representen. Ellas, en la gestualidad del trazo, lograban fosilizar la evidencia de su estancia pasajera en el espacio, aunque las presenciáramos por tan solo una brevedad del tiempo en que se expusieron. Lo evidente es que su fugacidad resultara de manera fortuita, ya que después de todo, algunas de estas pinturas eran ejecutadas contra el muro de la sala para la periodicidad del evento. No obstante, Villena también se atrevía a desnudarlas del enigma que tanto cautiva al espectador con la pregunta de cómo se hacen. Enseñar demasiado del proceso podía hacerlas tan vulnerables ante el espectador, como tan dinámicas por su capacidad de divulgarle conocimientos técnicos sin escrúpulos. 



 


       Cuando le preguntábamos a Fernando Villena acerca de sus referencias visuales, siempre recalcaba en lo fundamental que es su relación con el territorio natural que las inspira. Nos cuenta él que para la ejecución de estas composiciones abstractas, se obliga a la tarea de explorar parajes naturales que le sirvan de guía para las contexturas de los trazos que emplea sobre el soporte. Lo que nos toma por sorpresa es el hecho de que ellas no pretendan representar el paisaje específico que las estimula, mucho menos recreándolo o ilustrándolo con figuras, recursos materiales y colores exactos. En contraste, ellas manifiestan una intimidad emotiva, muy personal del artista, que aunque son un punto de referencia geográfica para él, todavía para nosotros consiguen la independencia y la ambigüedad de poder distanciarse totalmente de lo que manifiestan por paisaje.


Sus cuadros son campos abstractos de impulsividad, construidos con la eficiencia resbaladiza de lo que la herramienta le favorece al trazo. Los colores en juego producen una especie de tira y hala sobre el soporte. Son perseverantes peinados que van amarrando la luz mediante capas y capas de pintura, unas encima de las otras, como rascándose emotivamente entre los diversos entrelazos del movimiento y la fuerza. Al eliminar todo sentido de  figuración, ellas nos obligan a estudiar la leve rugosidad matérica que plasma la herramienta sobre la cobertura total de la superficie.





Podemos deducir de todo esto que la relación más obvia entre la imagen y el paisaje que las inspira, es ese intento de fragmentar el campo abierto del panorama, sin los limites que aparentan expandirse mas allá de la venta del cuadro. En las composiciones rectilíneas de Villena, podemos notar como el espacio pictórico se trata siempre con frontalidad y sin distar jerarquías entre los campos cromáticos que se definen. No obstante, aunque estos trazos parecen escapar del infinito abstracto, todavía dentro del cuadro se figuran en formas geométricas, normalmente angulares, pero a través de un lenguaje plástico y objetivo que por consecuencia también es universal. En el transcurso se va descartando todo lo superfluo hasta que prevalece solamente lo elemental en diversas proporciones. A estas alturas del proceso, todo deja de ser indefinido dentro del espacio cerrado del soporte, como en un intento de alcanzar la esencia misma del gesto, pero en ese último despliegue del trazo superpuesto. 



 

       Las fotografías que realiza no son tan distintas a las pinturas que elabora al respecto, a pesar de las diferencias técnicas que ambos medios exigen. Si las comparamos con sus lienzos por los campos del color, también pudiéramos descubrir como ambos medios alcanzan el mismo tratado formal que fragmenta la visibilidad del paisaje. Es fácil sospechar como detrás del lente fotográfico Villena selecciona los detalles y los ángulos que le permiten composiciones geométricas entrelazadas. No obstante, estas imágenes digitalmente manipuladas tienden a ser más orgánicas y traslucientes que aquellas que vemos en sus pinturas, pero siempre entretejiendo de la misma manera las masas cromáticas que se figuraran entre los ángulos y las diagonales.





Al final de la exhibición, cuando las paredes regresaron al blanco perentorio y ya la sala de Área se había recogido para recibir al próximo invitado, lo que prevalecía oculto dentro de la pared era la indisociable distancia de un díptico pintado en el fondo de nuestra memoria. Sin embargo, con lo que realmente queríamos aferrarnos después de la experiencia, no necesariamente era con un resultado final en ambos cuadros de gran formato, sino con el arquetipo del trazo preciso que los había ejecutado, desdibujando los contornos del color en la persistencia del recuerdo. Definitivamente la producción completa de Fernando Villena fue una orientación artística anti-trágica que recobró la vehemencia de su expresión mediante el empleo de la técnica. No como una demostración purgativa de emociones, sino como una manifestación prístina del equilibrio emocional que las imágenes mismas atestiguaban con el acto de pintarse. 

             Proyecto en Proceso, de Fernando Villena, es el resultado de una residencia artística desarrollada en Área: Lugar de proyectos. Para más información pueden visitar la web de Área.

Autor: Javier Suárez.


Publicado en Visión Doble. 15 de Mayo de 2014.